Levantarse. Desayunar a toda prisa. Salir corriendo al trabajo. Recados a la hora de comer. Hacer las cosas de la casa. Las cosas de los niños. El perro. Esta lista podría ser de cualquiera de nosotras. Y lo preocupante de la misma es que nunca acaba. Siempre tenemos cosas que hacer. Y siempre tenemos que hacerlas deprisa y corriendo. Por eso, hoy te proponemos algo revolucionario: parar. Sí, sí, como lo lees. Salir de la vorágine de la vida diaria y encontrar un momento para nosotros mismos.
¿Qué beneficios nos aporta contar con un ratito propio?
Conectar con nuestro cuerpo y nuestra mente nos ayuda a reequilibrarnos, a sentirnos en paz y armonía. De esta manera estamos preparadas para afrontar los retos diarios desde otra perspectiva. Una perspectiva mucho más positiva en la que somos capaces de encarar las pequeñas y grandes eventualidades con buen humor. De hecho, diferentes estudios demuestran que la gestión de conflictos es mucho más efectiva cuando se realiza desde el buen humor, ya que este ayuda a decir las cosas de una manera no hiriente. En definitiva, minimiza los problemas, ofreciendo soluciones. Y, por si eso fuera poco, el buen talante también nos ayuda a fortalecer las relaciones con nuestro entorno. ¡Ya no hay excusas para no pedir ni decir las cosas con una sonrisa!
Pero, ¿cómo encontrar un tiempo para nosotras y en qué invertirlo?
Como siempre, la clave es la planificación. Puedes levantarte un poquito antes, acostarte un poquito más tarde o, simplemente, eliminar los tiempos muertos de la agenda. Lo sabemos, no es fácil. Pero como dice el refrán: el que la sigue la consigue, y tú puedes lograr lo que te propongas.
En cuanto a qué dedicar ese tiempo, hay tantas opciones como personas y necesidades. Si lo que necesitas es relajarte, puedes instaurar un día de bañera. Si lo que quieres es liberar la mente de preocupaciones, puedes leer o pintar. Y siempre siempre tendrás la opción de meditar.
¿Qué pasa con la culpa?
La culpa es algo así como un pequeño gusanito que, una vez se instala en nuestra mente, se hace cada vez más grande. Como todos los sentimientos que existen, la culpa no es ni buena ni mala, simplemente se trata de una sensación desagradable. Muy desagradable. El problema surge cuando nos sentimos culpables sin motivo. Al contrario de lo que en muchas ocasiones se nos ha mostrado, ocuparnos de nosotros mismos no es un acto de egoísmo, sino una necesidad básica que debe ser cubierta. Así pues, cada vez que ese pequeño gusanito asome la cabeza por tu cerebro recuerda: dedicarte tiempo a ti misma es necesario para poder cuidar al resto. Es necesario para estar bien.
¿Ya sabes a qué vas a dedicar ese ratito diario? Por si te faltan ideas, aquí te dejamos una serie de kits para realizar rituales de autocuidado que te permitirán mimarte por dentro y por fuera.