Sabemos lo difícil que puede ser cambiar un hábito, por ello te lo queremos poner fácil y recomendarte cinco cosas que puedes cambiar con muy poco esfuerzo, para poner tu granito de arena en la lucha por conseguir la sostenibilidad. 

Cosmética sólida.


Un bote de champú o gel convencional pueden llevar hasta un 70% de agua, un ingrediente que podemos añadir nosotros en la ducha, consiguiendo así un cosmético libre de envases de plástico. Además, se reduce el tamaño del producto haciéndolo más práctico y cómodo para transportar. 

Tu bolsa reutilizable, tu segunda piel.

No sólo al supermercado, que afortunadamente es una costumbre cada vez más extendida, si no a cualquier compra que vayas a realizar: de ropa, en la farmacia, panadería, etc. 
No es necesario que compres una nueva, siempre puedes reutilizar lo que ya tenemos o hacerte una tú misma con alguna tela vieja.

Haz de tu baño una estancia minimalista. 

Demasiados botes, tarros y demás envases. Proponte como objetivo principal gastarlos y comprar sólo aquello que necesites, no acumules. También puedes utilizar accesorios de higiene reutilizables y biodegradables como discos desmaquillantes, bastoncillos de bambú o esponjas de loofah y konjac. Optar por los cepillos de dientes y las jaboneras de bambú, son otras opciones para evitar los plásticos en tu rutina diaria. 

Transforma la limpieza del hogar.

Aunque aún no es una práctica tan habitual, ya empiezan a verse alternativas sostenibles de detergentes para lavar la ropa y la vajilla. Existe un formato de pastillas que se disuelven en agua, evitando así comprar una botella de plástico cada vez. 
Existen también productos aún más naturales, como son las nueces de lavado, que aunque parezca increíble, son nueces de un árbol, ricas en saponina, que dejan las prendas limpias con un frescor único.

Compra sólo lo que necesites. 

Comprar más no nos va a hacer más felices, en ocasiones más bien lo contrario, la acumulación muchas veces puede generarte más estrés. Para ello, evita comprar sin planificar antes, como la comida, tus productos de higiene, ropa o mobiliario. Aprende a reutilizar o darle una segunda vida a todo lo que pueda resultar de valor. 

En definitiva, lo mejor es acostumbrarse a consumir más conscientemente.
Esperamos haber podido convencerte de dar esos primeros pasitos, tan pequeños y a la vez tan tan importantes.